MOVIDA CULTURAL: ACTUACIONES MILITANTES

viernes, 8 de abril de 2011



  Marcelo Cañete y Marcelo Marastoni componen el grupo de teatro búsquedas quienes durante los sábados de marzo en El Caldero teatro (España 2031) encarnaron a Consuelo y a Martirio de la obra Lombrices, tragicomedia de Pablo Albarello, con dirección de Daniel Lambertini, escenografía de Virginia Landi. Sus actuaciones fueron muy destacadas, obtuvieron un estrella de mar 2011 a la mejor dirección marplatense, además del talento artístico saben sumar sus presencias como militantes en las luchas por la plena vigencia de los Derechos Humanos.


R-¿Cómo está la movida teatral en Mar del Plata?

M.C.- La movida teatral en Mar del Plata desde los centros culturales la hemos trabajado desde hace muchos años; gracias al aporte del INT ( Instituto Nacional del Teatro) que a veces nos subvencionan esos centros para que puedan subsistir, viene una plata de nación para ser repartida en todo el país. Dado que la provincia de Buenos Aires es muy grande, nace el año pasado el Instituto Provincial de Teatro por un convenio entre el gobernador de la provincia con la repartición oficial de casinos y lotería, obtenido un dinero del juego para destinarla al arte. Para este año planearon un festival de teatro en la provincia, de allí surgirán obras o se pagarán salas para poder representarlas. Nos resulta muy caro producir una obra y/o solventar un centro cultural. Todos nacieron allá por los noventa a raíz de la falta de cultura en la ciudad de Mar del Plata; fue un después a lo que nos sucedió en los setenta. Esto se dio en muchos lugares del país. Así después de tanta lucha de los teatristas independientes de la ciudad logramos que las instituciones (INT y el instituto provincial) surgieran para solventar nuestros gastos. Nosotros no cobramos dinero, nos manejamos entre nosotros, algunos compañeros dan clases de teatro para sostenerse, algunos centros culturales alquilan sala a otras compañías. Los subsidios no llegan en un momento adecuado sino cada 6 meses y vos por mes tenés que pagar el alquiler del lugar. Porque el Auditorium y el Colón tienen otra política. Ahora en el Colón tenemos a Luis Reale, gracias a su buena gestión este teatro municipal está cambiando, no quiero desmerecer a Willy pero tenía siempre su grupito de gente como por ejemplo la zarzuela, no había mucho teatro y tampoco danza. Falta que el Auditorium empiece a cambiar. Estamos pidiendo con la Asociación de Actores la comedia municipal marplatense. Ya que existió en los setenta con la dirección de Gregorio Nachman, desaparecido durante la dictadura. Manos anónimas terminaron con ese grupo, entonces como una reivindicación al teatro local y a nuestros compañeros desaparecidos queremos que se vuelva a formar la comedia.

R-¿Hubo algún proyecto para que se reabra la comedia municipal?
M.C.-Sí se presentó, siguiendo el ejemplo de la formada en Córdoba se propuso que por concurso se nombre por un año a su director, que los elencos sean rotativos para que no se queden en un escritorio como planta permanente pero que cobren como un municipal. Esto beneficiaría a la Escuela de Arte Dramático, a los chicos que salen de allí que es como una fábrica de hacer chorizos, son profesores de teatro pero no saben caminar un escenario; la comedia podría ser un trabajo para esos egresados. Tuvimos reuniones con el intendente Pulti pero últimamente se nos viene escapando.

R-¿Cómo funcionaría en caso de concretarse?
M.C.- Sería un elenco, director y actores con la protección del municipio, trabajarían como empleados, con un sueldo como los de la orquesta.

R-¿Ustedes están constituidos como una cooperativa?
M.M.- Nosotros nos fundamos hace tres años y desde hace dos tenemos una imagen para actuar en el teatro de Mar del Plata; de tanto buscar nombres ya que las denominaciones tienen derecho de autor, todos los que se nos ocurrían ya estaban registrados y de tanto buscar le pusimos búsquedas y así quedamos. Lo integra Marcelo (Cañete), que es director y actor y yo que soy actor nomás, estudiante de actuación. A partir de allí empezamos hacer proyectos vinculados con Teatro por la Identidad, ya que Marcelo participa activamente en ese espacio; hicimos un espectáculo llamado búsquedas, que constaba de dos unipersonales. Uno que se refería al bombardeo a la Plaza de Mayo en 1955, es la vida de un torturador y otro el espejo de un niño apropiado que no era querido ni por sus padres apropiadores que terminaron en un manicomio. Un espectáculo bastante denso, profundo. Como idea nuestra propusimos que no solo se representara estas obras en el marco del ciclo por la identidad sino que también en otros ámbitos y como veníamos ensayando en El Caldero, aunque no somos parte del centro cultural, lo presentamos allí. Nos fue bien en la temporada, nos fuimos de gira a Río Negro, así nos terminamos de asentar. Luego se sumaron tres chicas, preparamos una obra que no se pudo dar por cuestiones laborales. Nosotros queremos que el teatro independiente sea reconocido en nuestra ciudad, esa es nuestra búsqueda como grupo. Conseguir salas donde uno pueda ensayar sin costos excesivos, mostrar lo nuestro a la mayor cantidad de lugares posibles y apelamos este año a una obra totalmente diferente que es lombrices, que trata sobre las miserias humanas, que viven una realidad alternativa; Consuelo y Martirio no registran lo que ocurre a su alrededor; el edificio donde viven se está incendiando pero no se percatan. Queremos meter más gente en el teatro pero los egos en esta actividad como en otras es jorobado, llevarse bien es difícil para congeniar con un elenco, son años de laburo.
M.C.- Realmente no podés vivir del teatro, es una militancia como lo han hecho Norman Briski, Víctor Laplace. Han trabajado militando como cuando nace el grupo octubre en Buenos Aires. Hacían teatro barrial, distintas problemáticas eran abordadas, por ejemplo si una señora decía aquí nos falta el agua, se armaba una obra exclusivamente con ese tema. Lamentablemente con la última dictadura se tienen que ir porque ya estaban en las listas negras en tiempos de la triple A.

R-¿Son los referentes teatrales para ustedes?
M.C.- Para mi Norman es un referente, hice un seminario con él sobre todo desde el teatro de la militancia.
M.M.- En vez yo, soy más comercial. Entonces cuando se presentó el proyecto de lombrices, nosotros que generalmente nos manejamos con la dirección de él, nuestras producciones son austeras; solo pretendemos fomentar la inquietud de que la gente haga teatro pero esta vez pudimos conseguir una plata para generar una producción distinta y así contratamos de director a Daniel Lambertini para Lombrices. Al principio no le interesó pero luego le fue poniendo sus ideas y recibió un premio por su labor. Esta repercusión nos sorprendió para replantearnos las cuestiones de producción, ¿será que se necesita una inversión económica para hacer mejores espectáculos?. Personalmente no creo que sea así.
M.C.- Yo tampoco creo eso, uno puede producir desde lo mínimo y lograr grandes cosas. Prefiero trabajar con poca escenografía. Yo quiero la sala vacía que el actor sea todo.
M.M.- Yo soy lo contrario, yo quiero luces, que la gente se distraiga con la escenografía. En esa compensación, en ese ir y venir se logró algo intermedio ya que Lombrices tiene una escenografía que es bastante y el director suma otra visión. Realmente nos fue bien con esta obra, que no incidió en la cantidad de gente que va al teatro pero nos benefició como grupo en nuestro curriculum cuando tengamos que hacer algunas presentaciones en festivales y nos gusta que en la ciudad de Mar del Plata seamos conocidos.



R-¿La relación con otros grupos de teatro locales cómo es?
M.C. Competencia no hay. Yo nací en El Séptimo Fuego, junto a Viviana Ruiz que es mi maestra; ella me enseñó mucho lo que es el laburo, la militancia del teatro. Hacer las obras para que el espectador piense, no que solamente se ría o diga que buenas tetas o culo tiene la actriz. Todo teatro tiene su parte de militancia, todo teatro es político. Con ellos aprendí mucho gracias a Viviana, a Marcelo Romer. Y sigo su mismo camino; al igual que el América Libre que hace un teatro de militancia, los chicos que están allí hacen teatro callejero. Otros centros culturales con sus grupos hacen otro estilo de espectáculo como el Club de Teatro, El Caldero, la EA, el Galpón de las Artes, La Bicicleta.
M.M.- No es que haya una unión específica porque a veces querés armar algo entre todos pero es muy jorobado ya que cada uno tiene sus horarios, sus fechas, es difícil. Pero somos muy amigos en lo personal, nos vamos a ver mutuamente, nos dejamos volantes de las obras sin ningún problema de un centro cultural en otro, no hay competencia. Pero no podemos publicitar nuestras obras ni en el Auditorium ni en el Colón, que es municipal, que tendría que acceder porque es público. Además no hay muchas salas en la ciudad para la cantidad de obras que hay, es difícil porque una vez que tenés un producto es complicado poder presentarlo si no tenés mucho dinero o sos amigo de…

R-¿Ahora con el apoyo de Luis Reale al frente del Colón podrá darse un despegue?
M.M.- Yo creo que sí, ya en esta temporada después de la función de los elencos de Buenos Aires, hizo café concert con grupos locales, bandas, murgas de acá.
M.C.-Sí, ya con el Colón camina sale a los barrios. Luis es un militante pero lamentablemente desde Cultura de la Municipalidad tenemos un arquitecto que es un inoperante, es Carlos Rodríguez; que no hay nada de cultura para Mar del Plata. La biblioteca está devastada desde la época de Nino Ramella.

R-¿Qué se hace para brindar teatro gratis para los pibes, pensando desde el lado de la militancia como construcción de contracultura?¿El estado hace algo en ese sentido?
M.M.- No, el estado no lo hace. Tenés que hacerlo vos por tu cuenta, por propia voluntad; si tenés tiempo y hacerlo ad honorem. Como grupo búsquedas hicimos muchas cosas a beneficio, como por ejemplo en Camet. Ya el tema de dar clases es como hace un psicólogo, es la transferencia.
M.C.- En distintos barrios a los pibes que le daba clases de teatro les decía que los 25 centavos que tu mamá te da para comprar chupetines, yo los necesito para el colectivo. Yo vengo del puerto, esos centavos podía ser la contribución al maestro, al que da las clases. Algo simbólico como para cubrir el viaje desde el puerto al barrio Libertad por ejemplo. O para cubrir los materiales.
M.M.- Es muy sacrificado hacer teatro, si bien se lo puede tomar como una diversión y como un aprendizaje. No ganas plata con esto, que estén dando algo que les cuesta para que lo valoricen más, es la devolución.
M.C.- Comprometer al chico, niño o adolescente que hace teatro, yo le planteo que si van los sábados a bailar porque tienen, entonces si vienen al centro cultural para aprender tienen que pagar una cuota. A los chicos de los barrios les pedía algo simbólico para que formen la idea que esto les cuesta. Es habitual que se llene de gente que al poco tiempo se van porque no sienten esa cosa de inquietud, de divertirse, de obligación; para que no digan total es gratis, voy mañana y después no voy más.

R-¿Tenés experiencia de chicos, de jóvenes que se hayan comprometido, hayan tomado conciencia que el teatro puede ser militancia?
M.C.- Sí, se lo voy diciendo con otros códigos pero lo van incorporando.

R- El proceso creativo, ¿cómo lo generan?
M.C.- Es una técnica pero si empezás a jugar como cuando eras niño ahí empieza la construcción. Te dejas llevar a lo lúdico para empezar a construir el personaje. Arrancamos desde las improvisaciones hasta encontrarnos con el personaje. Todos tenemos esa cosita de actores en la vida, siempre actuamos, mentimos; el teatro es también mentira.
M.M.- También es importante alguien que te enseñe, tener docentes, si bien hay gente que es autodidacta, para tener posibilidad de mostrar lo que querés decir esta bueno que alguien te enseñe como lo hace Marcelo (Cañete) o Daniel (Lambertini) en El Caldero. También cuando hacés una obra está el director, que te va marcando que cosas del personaje construido están buenas y las que no. O te pregunta para que expliques el porqué de la composición, si tenés razón quedará así la interpretación. Cuando presentamos la primera vez Lombrices el aire acondicionado estaba muy fuerte, entonces como la obra tiene mucho texto se me iba secando la boca, debía pasarme la lengua para darme saliva, al director le gustó y debo repetirlo en cada puesta.

R- La relación con los movimientos sociales, ¿es conveniente para el teatro?
M.C.- Lo fortalece en todo, nosotros desde nuestros compañeros desaparecidos que fueron militantes en sus distintos lugares, como fue Gregorio Nachman, un obrero del teatro como decimos nosotros, Carlitos Waitz, Luis Conti también, militaban en las villas, creo que pertenecían al ERP. Son compañeros que los tomamos como bandera siempre, los recordamos y queremos enseñarles a los jóvenes quienes fueron nuestros antecesores en esta lucha. Que sepan que nos quisieron sacar de la calle en los setenta, que fueron los que generaron el teatro independiente, que seguimos, que hay otros locos que tienen la idea del arte como lucha de militancia.
M.M.- A nivel personal también fortalece porque el mundo del teatro es como cerrado ya que la gente va, paga una entrada y hay poco intercambio; pero por ejemplo, una vez nos invitaron de una escuela de Formosa e Independencia para una peña. Fue hasta el día de hoy la función más linda que hicimos por el público. Al principio nos cargaban, nos hacían burla pero se fueron compenetrando de nuestra propuesta, se dieron cuenta que nos dábamos a los otros. Fortalece todo compromiso social, el compartir con los espacios alternativos.

R- En Mar del Plata, la gente ¿sabe consumir teatro?
M.C.- Sí, sobre todo los jóvenes. Generan inquietudes, comienzan a estudiar teatro o a participar en grupos como en El Séptimo Fuego, en El Caldero con Daniel Lambertini o en el América Libre. Te esperan a la salida para saludarte.
M.M.- Muchas veces el teatro independiente está estigmatizado. La gente se acostumbra a ver las obras que vienen de Buenos Aires para la temporada, como Gasalla, Alcón. Está todo bien, pero pagan entradas que son una fortuna y no van al teatro independiente donde abonan 5, 10, 15 pesos o es a la gorra. Ese público comercial espera que el actor lo entretenga y no que lo enfrente con su problema, que lo haga pensar.
Nota del diario El Atlántico.
M.C.- Es que no podemos distraernos, pasan cosas. Mataron a Mariano Ferreyra, militante del PO e hirieron gravemente a una compañera y los asesinos andan por ahí. Tenemos que hacer algo. Desde la cultura tenemos que despertar a los jóvenes, no podemos estar encerrados en nuestras casas mirando a Tinelli. Trabajar lo que sucede afuera, el teatro es una herramienta para despertar algunas personas dormidas.

R- Eso es que hacían, allá por 1972, 1973 Norman Briski con Víctor Laplace en El Martillo. Los vecinos querían que el colectivo llegara hasta el fondo del barrio, entonces organizaron una movida, se subieron al colectivo con un grupo de compañeros el chofer contento pero los vecinos le manejaron el recorrido. Una militancia territorial.

R-¿Cuáles son sus aspiraciones?
M.C.- Yo quiero que el teatro marplatense esté reivindicado, que cultura haga algo para ello, que podamos trabajar honestamente como siempre lo hemos hecho, que se nos pueda retribuir algo. Que todos los centros culturales puedan seguir trabajando, que no los molesten con las habilitaciones, por ahora tienen que pagar 2.500 pesos al municipio que no sé porque, que puedan trabajar libremente. Que no es como dicen que somos todos drogadictos, que arman orgías sino que es un laburo y que por lo tanto que sea reivindicado.
M.M.- Mis expectativas son muy diferentes, hasta el Oscar no parar. Por un lado darnos a conocer como grupo, ser formadores de otra gente, que cada grupo siga creciendo para poder enseñar, pasar la pelota. Otra, que haya más unión entre los lugares, que se pueda hacer festivales de teatro de Mar del Plata, con una entrada común uno pueda ir durante un mes a ver varias obras de distintos lugares o hacer una función gratuita en cada centro cultural una vez al mes; los varietés, juntarse gente de diferentes espacios para promover sus actividades, armar festivales.
M.C.- Eso lo hacemos cada 19 de junio, el día del teatro marplatense recordando la desaparición de Nachman, allí hacemos presentaciones de obras de teatro gratuitas en distintos centros culturales.


                                                           Equipo de redacción.
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LAS MOVIDAS DEL VERANO

miércoles, 6 de abril de 2011



                
Durante la temporada estival la costa atlántica aparece en la tapa de todos los medios por este fenómeno del desplazamiento poblacional temporario para el disfrute del sol y las playas; pero poco a poco, también es noticia cuando comienza a transparentarse el lado oscuro de este mundo etiquetado de “feliz”  y que tiene como principales protagonistas a empresarios, políticos y miembros del poder judicial.

                El turismo de la costa atlántica se ha caracterizado desde sus inicios por el aprovechamiento de sus costas y por el carácter exclusivista que un sector de la sociedad ha querido dar al espacio. No es nuestra intención hacer una historia del turismo de playa pero sí marcar que continuamos en un período caracterizado por una impronta privatista, propia del modelo neoliberal que puede emparentarse con el carácter exclusivista del nacimiento de algunas villas balnearias hacia finales del siglo XIX (aclaro que esto no pretende ser un ejercicio de nostalgia keynesiana y vanagloriar la etapa de turismo masivo, propio del período del Estado Benefactor).

                 La apropiación material y simbólica que los grupos de poder ejercen sobre determinados espacios tiene como consecuencia la privación al disfrute de ese espacio por parte de otros sectores de la población, en esto consiste la privatización del espacio público, por un lado en un negocio que obtiene ganancias derivado de la explotación de la naturaleza (en este caso) y por otro lado, en que ese espacio se convierte en no-público y por lo tanto, no accesible para todos/as – restringido para las mayorías. Esto último resulta clave para el funcionamiento del negocio, debe haber un sujeto que pague para sentir que solo los que tienen ese poder pueden estar allí. Pero también ha desarrollado últimamente un abanico de variopintas resistencias que el pasado 12 de marzo se reunieron en Miramar para participar en la 4ta. Asamblea Regional en Defensa del Medio Ambiente Costero.

                El mencionado encuentro contó con representantes de diversas localidades: Santa Teresita, Las Toninas, Moreno, Villa Gesell, Miramar, Luján, Mar de Cobo, Necochea y Mar de Plata (Asamblea Autoconvocados Verde Mundo, Fundación Reserva Natural puerto Mar del Plata, Paren de Fumigarnos y la ACHyV). Básicamente se socializaron las experiencias a modo de conocer el trabajo de cada Asamblea, ONG o Sociedad de Fomento que participó y finalmente se propuso una agenda de trabajo de cara a la presentación de una ley que defienda el manejo integrado del litoral costero, siendo la defensa del espacio público el elemento aglutinador.

Esta actividad económica llamada turismo, que muchos denominan  industria sin humo, produce una serie de impactos que van en detrimento de la propia actividad. En otras localidades turísticas como Esquel o Gualeguaychú existe una contraposición de usos del suelo que lleva a la incompatibilidad entre las diferentes actividades (extractivas); en cambio en la costa atlántica, determinadas formas de apropiación del espacio se vuelven en contra de la naturaleza y el conjunto de la sociedad en beneficio del sector privado muy bien representado por el poder político.

La problemática que subyace a toda esta movida en defensa del espacio costero es el continuo avance de lo privado sobre lo público que se profundiza por el dinámico equilibrio del litoral. ¿Qué quiere decir esto? Las playas están en continuo movimiento e interacción con el mar, lo cual produce períodos de acumulación y pérdida de arena; pero a esto debemos sumarle las continuas obras de infraestructura (puertos, escolleras, espigones y balnearios – paradores) que han interferido y modificado el intercambio natural de arena. Como consecuencia de esta acción antrópica, la superficie de las playas ha disminuido y la lucha por este espacio se vuelve más intensa porque la superficie de la cual esperan obtener un rédito económico los empresarios es menor.

Los políticos que actúan en connivencia con los empresarios legitiman, junto a algún sector del poder judicial, esta actividad económica permitiendo que lo privado se mantenga a costa de lo público, ¿de qué manera? Permitiendo el cercado de playas y el uso de guardias de seguridad para garantizar el derecho de admisión; realizando faraónicas obras de refulado que se pagan con el dinero de todos/as; omitiendo controles y sanciones para los concesionarios que no cumplen con sus obligaciones (existencia de accesos públicos e infraestructura sanitaria); permitiendo el robo de arena o el traslado desde la zona pública hacia la playa concesionada, entre otras.


Pero hay otra modalidad que podría adaptarse a lo que se conoce como acumulación por desposesión y es la privatización encubierta del espacio público, por parte del municipio, bajo la forma de padrinazgo. La secuencia sería la siguiente, el municipio descuida un espacio público y este espacio es ofrecido para apadrinarse; la municipalidad se desentiende de su cuidado y el padrino, mediante una suma de dinero que se reparte entre el municipio y otra entidad social (por ejemplo Sociedad de Fomento), se hace cargo del espacio pero sin obtener, en teoría, un rédito económico directo, sino que formaría parte de una mejora paisajística del ambiente circundante a su empresa.  Veamos un ejemplo:

Las playas al Sur del faro, por su belleza natural  y su lejanía se han transformado en uno de los sectores más exclusivos de la ciudad para el disfrute de los sectores más pudientes de la sociedad. La zona comprendida entre el faro y el límite Sur del partido (las brusquitas), según la Ordenanza 10.011/95,  se denomina Reserva Turístico y Forestal Paseo Costanero Sud.  Parte de esta reserva ha sido entregada a padrinos que la usufructúan instalando estacionamientos de vehículos, cartelería publicitaria e impidiendo el paso del público cercando el espacio de todos/as. Una cosa es que el carácter de reserva (esto también es discutible) impida o restrinja el uso de un espacio pero otra muy distinta es que una actividad económica impida la libre circulación de las personas. Entonces esta reserva se coinvierte así en un espacio apetecible por el capital, pero también se convierte en un espacio de resistencias; la de los vecinos autoconvocados en asamblea para defender el espacio público costero (VERDEMUNDOMAR.BLOGSPOT.COM), quienes mediante manifestaciones de distinto tipo (festivales, marchas, presentaciones de proyectos a la municipalidad) y cuidado del lugar que el municipio abandonó, luchan contra los intentos privatizadores que continúan como en plena década de los noventas.


Diego Garbino

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